“El enoturismo puede crear 50.000
puestos de trabajo en empleo indirecto”. Esta afirmación es lo que se desprende
del informe de ACEVIN hecho público la pasada semana. Según dicha asociación,
el objetivo para los próximos años es conseguir que el visitante de las bodegas
repita, o lo que es lo mismo, fidelizar al cliente.
Está claro que vivimos en un país
afortunado tanto por la variedad como por la calidad de nuestros caldos, de
norte a sur y de este a oeste. Pero también somos afortunados por contar con gente
que trabaja sus viñedos con el esmero y la dedicación de nuestros viticultores,
echándole horas tanto en verano como en invierno y vendimiando incluso en zonas
en donde ni siquiera la imaginación del pintor más surrealista recomendaría
hacerlo como demuestra la Viticultura Heroica de la Ribeira Sacra.
Como ya se ha dicho en otras
ocasiones el turismo es nuestro motor económico y demuestra que sabe
reinventarse a sí mismo; cuando el turismo de sol y playa parece no lucir tan
espléndido como en otras temporadas porque le pesa la competencia sobre todo,
con los países del Mediterráneo; buscamos otras fórmulas para atraer al
visitante y que éste se lleve un buen sabor de boca. Que repita será sólo
cuestión de tiempo y acabaremos por conseguirlo.
En estos tiempos en donde todo son
malas noticias; ERES, pesimismo sobre el déficit, recortes, etc., el enoturismo
apuesta por dar una gran noticia como sin duda es la creación de puestos de
trabajo. Y es aquí en donde, de la manera más positiva quiero hacer una llamada
de atención a las cinco D.O con las que contamos en Galicia y animarles a que apuesten en serio por el
enoturismo. Desde mi punto de vista no hay nada que perder y mucho que ganar
porque la tierra, el paisaje, el trabajo, las gentes, y, lo más importante, un
gran producto, eso, ya lo tenemos y sin nada que envidiar a otras D.O que sí
están haciendo del enoturismo su buque insignia. Ánimo pues.
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