Hay secretos que se callan
indefinidamente, hay secretos que se cuentan cuando pierden su valor y hay
secretos que simplemente se mantienen callados esperando a ser descubiertos
casi por casualidad. La Ribeira Sacra tiene tres ríos, Miño, Sil y Cabe y cada
uno guarda en sus riberas, en sus aguas y en sus paisajes, montones de secretos
que, cuando se revelan, encandilan a propios y extraños.
En su tranquilo y silencioso
transcurrir por tierras de la Ribeira Sacra lucense, el Miño nos permite
descubrir algunos de sus tesoros. Así, tomando como punto de partida el
embarcadero de Belesar, el río se abre al mundo para revelarnos pequeños
islotes en donde se puede atracar y disfrutar de una tarde de picnic y baño, descubrir la playa fluvial de A Cova,
con su arena fina y blanca que homenajea a sus hermanas costeras y en donde se
pueden practicar algunos deportes náuticos, contemplar uno de los bosques de
alcornoques más antiguos de la Península, conocer el secreto de Santo Estevo de Chouzán,
antiguo monasterio femenino que fue trasladado colina arriba para evitar que
las crecidas del río nos privasen de su disfrute o enamorarnos perdidamente de
la cascada de Augacaída con su agua fría que nos invita a darnos un baño
mientras admiramos el paisaje virgen que la rodea.
Es un río generoso el Miño y
por supuesto, en su transcurrir, baña y nutre a bancales de viñedos que se
alían con el sol y la piedra para producir uno de los vinos más singulares del
mundo. Y como para obligar al visitante a probarlo, el propio río dibuja un
meandro imposible conocido como Cabo do Mundo, de cuya vista se puede disfrutar
desde una privilegiada bodega, tanto por sus caldos como por su ubicación.
También es un río afortunado
el Miño, porque a su paso por la capital ourensana besa los pilares romanos del
puente medieval que cruza la ciudad y en sus orillas sus aguas de vuelven
termales creando espectaculares pozas naturales donde poder curar el cuerpo, la
mente y el alma. Y esto sólo es una parte de lo que el Miño nos cuenta, porque
no en vano es el río más importante de Galicia, que recorre tres provincias y
que va dejando historias y secretos a lo largo de su peregrinaje hacia el
Atlántico. Él nos invita, como ha hecho a lo largo de los siglos a descubrirlo,
a contarlo, a quererlo, a trabajarlo, a sufrirlo, a temerlo y a respetarlo. De
nosotros depende aceptar el guante pero desde luego, el reto, nunca decepciona.