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lunes, 28 de enero de 2013

A VUELTAS CON LA REFORMA EDUCATIVA


Y vuelta la burra al trigo, que dirían en mi casa. Cada vez que este país cambia de gobierno tenemos dos temas que no fallan nunca en la mesa de debate: la reforma laboral y la reforma educativa. ¡Qué cruz! ¿Pero es que de verdad que no se dan cuenta de que cada uno lo hace peor que el anterior?
Yo sí que creo que este país necesita como el comer una reforma educativa, pero no tanto en las materias, en los contenidos o en los idiomas en los que se estudia sino en el origen mismo de la palabra educativa. Se supone que la Enseñanza, es para eso, para enseñar y la Educación para educar. O por lo menos así era cuando yo estudié, que con tantas reformas igual ya ha cambiado hasta el significado de las palabras. Pues bien, en este país sí se enseña pero no se educa y, desde luego, no se motiva, lo que desde mi punto de vista es uno de los factores claves del fracaso escolar.
Digo que sí se enseña porque está claro que los niños y jóvenes de este país al colegio o al instituto ir, van. Y la mayoría de  los profesionales de nuestros centros se dejan las pestañas y a veces la salud intentando hacer de nuestros hijos personas de bien independientemente del futuro que elijan en su momento.
Y digo que no se educa, porque simplemente, no se educa. Sólo hace falta escoger al azar algunos casos de fracaso escolar y ver lo que hay detrás: familias desestructuradas, problemas de disciplina, conductas agresivas, entornos conflictivos, etc. Trabajar en estos campos es muy difícil, soy consciente, pero es que es primordial hacerlo y recortar en estos aspectos es un grave, grave error.
Y por supuesto no se motiva. ¿Pero cómo va a motivar un país con seis millones de parados?  Las administraciones públicas hacen lo que pueden (ejem, ejem) en este terreno. Hace unos días, sin ir más lejos, la Xunta de Galicia, aprobaba una inversión de 3,3 millones de euros para los Contratos Programa, que no son más que clases de apoyo a los niños con dificultades de aprendizaje. Y que conste que me parece bien.
Lo que no me parece bien es que se invierta esa cantidad de dinero para que el día de mañana, una vez que esos niños a los que se les ha apoyado, lleguen a conseguir un título y se vean avocados a las listas del SEPE. No es justo.
Hay que invertir y luchar contra el fracaso escolar, SÍ. Pero esto debería venir de la mano de planes de apoyo al empleo para que esos esfuerzos no se queden en nada. Sólo así evitaremos tener que escuchar cosas como la que yo misma escuché hace un tiempo en un autobús. Una madre le decía a su hijo de cinco o seis años que tenía que portarse bien y estudiar mucho para ser importante cuando fuese mayor. A lo que el niño respondió: ¡no sé para qué, el padrino tiene una carrera y no trabaja!
Queda mucho, mucho por hacer para que ese niño cambie de opinión.