Antes de empezar este post quiero
pedir disculpas a los profesionales, expertos o conocedores de la materia por
los errores que pueda cometer en mi exposición y que seguro serán errores de
principiante pues la verdad, me declaro bastante inculta en este tema. Espero
sepan disculparme.
¿Qué es el crowdfunding? Para decirlo
de un modo lo más coloquial posible me he sacado de la manga esta definición “de
andar por casa” que espero se ajuste a la realidad lo más posible. Por lo que
yo entiendo, el crowdfunding es una modalidad de financiación colectiva y
voluntaria destinada a salvaguardar cualquier cosa que tenga un interés común,
sea un bien, una institución, un paisaje, etc.
Hace relativamente poco tiempo que se
escucha esta expresión, por lo menos en nuestro país, que ya sabemos que en
estos temas siempre solemos llevar bastante retraso con respecto al resto de
países desarrollados. Imagino que el crowdfunding es un fruto más de la tan
manida crisis económica, fruto de aquel viejo refrán que decía que el “hambre
agudiza el ingenio”, evidentemente llevado a otro contexto. Pero lo cierto es
que para ser tan reciente, su uso se ha generalizado de forma extraordinaria y
hoy tenemos un buen puñado de ejemplos que se han acogido a esta “moda”. Si
hace poco escuchábamos en las noticias que personalidades de todo el mundo
colaboraban en la salvación económica de un club de fútbol de nuestro país,
recientemente hemos visto y leído que también La Catedral, nuestra catedral, la
catedral por excelencia, la de Santiago de Compostela, necesita del apoyo de
todos aquellos que sientan por ella ese amor del que hemos hablado otras veces,
para hacer frente a diferentes restauraciones.
Personalmente me parece una muy buena
opción. Me parece justo que todos (entiéndase, los que puedan, que todos
sabemos la que está cayendo) los que disfrutamos del patrimonio, en este caso
de la catedral, dando los “croques” en la entrada, abrazándonos al Apóstol, o
viendo el espectáculo del Botafumeiro, colaboremos en la conservación del
mismo. Lo que ya no me parece tan justo es la cuota mínima, pero eso, es otro
tema.
A lo que voy, que está claro que con
el extensísimo patrimonio cultural y natural que tenemos por suerte en este
país, las instituciones no pueden hacer frente a todo y que, como he dicho, me
parece una buena idea. Pero ante esta misma reflexión se me plantea una duda:
¿vamos a poder colaborar en todo?. Es decir, si el baremo para pedir la
colaboración ciudadana es el cariño por
lo que se quiera salvar, gente como yo, que amamos el patrimonio más allá de
los recuerdos personales que nos aporten sino porque sabemos leer su historia,
ver su valor y preveer su futuro, lo vamos a tener francamente difícil porque
dicho coloquialmente, no hay bolsillo que lo resista.
Vuelvo al ejemplo de la Catedral;
¿cómo no voy a querer colaborar en su restauración? Claro que quiero, pero
también quiero colaborar con la restauración de la Catedral de Ourense cuyas
humedades están destruyendo sus muros y las ricas policromías del Pórtico del
Paraíso, o el Santuario de Nuestra Señora de Las Ermitas, con problemas
estructurales graves que amenazan con hacer desaparecer parte del templo, o
Santa María de Oia, cuya proximidad al mar hace que el salitre provoque serios
problemas en sus piedras, etc. Y esto es sólo un ejemplo, porque en mi opinión
personal, hay también muchas iniciativas que necesitan también un apoyo
económico y menciono aquí a los amigos de “O sorriso de Daniel” porque me
parece fantástico el trabajo de limpieza y conservación de muchos bienes que
realizan simplemente con la colaboración de sus amigos o socios, sin sueldo,
sin medios, llueva o haga sol y simplemente por amor al arte, y nunca mejor
dicho.
Resumiendo, que el crowdfunding me
parece muy interesante como iniciativa pública pero que en ningún caso puede
ser la excusa para que las instituciones hagan la vista gorda y miren hacia
otro lado. Hay mucho que conservar y todos somos necesarios.