Páginas

viernes, 12 de julio de 2013

…Y LA LUZ SE HIZO.

Todos los que nos sentimos atraídos por el arte, sea por afición o por profesión, y en cualquiera de sus manifestaciones, sabemos de la importancia que la luz ha tenido en las obras de los grandes maestros a lo largo de la historia; recordemos sino los edificios de Mies Van Der Rohe construidos casi todos sobre finos  pilares en donde priman los grandes ventanales que dejan que la luz entre a sus anchas para que se refleje con  las distintas superficies, mármoles pulidos, vidrios y cortinas de agua; o la escultura, de la que ya el propio Leonardo dijo que en ella había dos tipos de luces, las luces interiores de cada obra con las que el escultor juega para crear volúmenes, y la luz del foco que la alumbra.
Y no hablemos ya de la pintura, disciplina en donde la luz ha sido siempre tan importante como el propio tema de la obra; la luz es el elemento que nos lleva a hablar de claroscuro;  ella que hace que una pintura se vuelva manierista, por la luz es por lo que en ocasiones  al propio Velázquez se le considera precursor de los pintores impresionistas (véase sino la “Vista del jardín de la Villa Médicis, en Roma”, pintada hacia 1630); ella que se descompone con la aparición de los Impresionistas o que se vuelve blanquísima, azulada y transparente en las obras de Sorolla.
Pues bien, volviendo al maestro Leonardo, tan importante es para cualquier obra de arte la luz interna, como la del foco que la alumbra. Ahí es a donde quería llegar y quería hacerlo porque ayer conocíamos la noticia de que el Museo del Prado, nuestra pinacoteca más importante, va a cambiar la iluminación de todas las salas del museo. El proyecto no es nada sencillo y se calcula que se tardará unos cuatro años en cambiar las bombillas tradicionales actuales por una nueva iluminación con la tecnología LED.
Lejos de querer adentrarme en la eterna discusión de si es más o menos rentable un proyecto de tal magnitud; hay que decir que dicha tecnología varía mucho la percepción que nuestro ojo tiene de la obra en cuestión porque es  una luz más blanca, más clara, que nos permitirá contemplar más claramente los colores originales de cada pintura o las policromías de las esculturas. Además, es una tecnología que reduce la emisión de calor lo que reduce también el deterioro de muchas obras, sobre todo pictóricas.

En fin, para terminar sólo decir que me parece una gran iniciativa y que ya estoy deseando ver las grandes obras del Prado bajo ese nuevo prisma. Me hago una idea de lo que será contemplar grandes obras como “El triunfo de la Muerte” o “El Jardín de las Delicias” en una misma sala y poder admirar más claramente todos los detalles y secretos que esconden y en este momento me gustaría disponer de una máquina del tiempo y poder viajar al futuro pero entonces me doy cuenta que el futuro no está tan lejos  así que habrá que esperar  porque una visita al Museo del Prado, desde luego, bien se lo merece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario